A pesar de que la llegada de las lluvias reduce los efectos de las alergias de temporada, como la rinitis o el riesgo de asma, el agua atrapa y lleva hasta el piso las partículas polen y otros alérgenos que, cuando el pavimento se seca, vuelven al aire en una mayor concentración, lo que empeora los efectos de las mismas.
Más precisamente, la lluvia transporta granos de polen que son los principales responsables de causar alergias y los deposita en la superficie de la tierra. El polen permanece en el suelo a medida que se vuelve más húmedo y pesado. Por lo tanto, no afecta al sistema respiratorio humano, mientras dura la tormenta.
La tecnología patentada de nuestros purificadores PureWellness atrapa y elimina las partículas de polen y otros alérgenos que pueden afectar nuestra salud en el corto, mediano y largo plazo, incluso sin darnos cuenta.
Sin embargo, el viento transporta los granos de polen, los dispersa al ambiente y reduce su concentración en el ambiente. Estas situaciones traen algo muy interesante. En días lluviosos, los niveles de polen medidos en la estación de medición son significativamente más bajos que en días soleados.
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Los eventos extremos pueden exacerbar la fiebre del heno, también conocida como rinitis, o asma de tormenta. Esta condición ocurre porque los fuertes vientos y la lluvia rompen los granos de polen.
Como resultado, las proteínas alergénicas se difunden al ambiente terrestre a niveles respiratorios. Las partículas pequeñas de polen pueden ser una carga mayor para los pacientes alérgicos, y aumentan sus posibilidades de tener un ataque de asma.
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