La alergia respiratoria durante el otoño puede ser ocasionada por los ácaros, el moho, los hongos y algunas plantas que realizan la polinización en esta época del año.
Al comienzo del otoño, con el frío y la humedad, se agudizan los síntomas de las enfermedades alérgicas en forma de rinitis alérgica y asma. Los ácaros, el moho y los hongos son los alérgenos más frecuentes del otoño y desencadenan los síntomas típicos alérgicos: congestión nasal, obstrucción nasal, picazón nasal, lagrimeo y estornudos.
Con la llegada del otoño muchas personas alérgicas ven cómo se agudizan los síntomas propios de esta enfermedad en forma de rinitis alérgica y asma. El frío y la humedad actúan disminuyendo los mecanismos de defensa naturales de las vías respiratorias y éstas se irritan y son más sensibles a los virus y a otras infecciones (catarro común, gripe), que constituyen un factor de riesgo para las personas alérgicas. A su vez, los alérgicos sufren hiperreactividad frente a los alérgenos en las vías respiratorias, previamente sensibilizadas por el frío y los microorganismos, reactivándose la alergia.
Al descender las temperaturas, se cierran las ventanas y se deja de ventilar la casa, de forma que proliferan los alérgenos de interior, como los ácaros del polvo o la caspa y el pelo de los animales domésticos. La aparición de moho en las paredes a causa de filtraciones de agua y la proliferación de hongos y sus esporas son una de las causas más importantes de enfermedades alérgicas durante el otoño.
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